El equipo de investigación de Data Justa, en preparación del trabajo de campo, organizó un taller orientado a asegurar las competencias necesarias para asumir situaciones críticas relativas al impacto emocional asociado que pueden emerger durante entrevistas con personas que trabajan con víctimas.
El taller, dirigido por las psicólogas Daniela Zúñiga (UACh), Alejandra Vega (UDA) y Elizabeth Lira (UAH), abordó los primeros auxilios psicológicos (PAP) compartiendo conocimientos y experiencias propias de los profesionales de la salud mental, considerando que debe formar parte de las herramientas de las y los investigadores para proporcionar apoyo y contención emocional, en casos críticos de conmoción, de entrevistados o entrevistadores. Aunque en esta investigación no se ha previsto entrevistar víctimas, diversos estudios confirman el riesgo de traumatización vicaria de los profesionales, lo que debe ser considerado desde una perspectiva ética, asegurando los cuidados necesarios para proteger la integridad de las personas.
El taller se inició recogiendo algunos conceptos asociados como trauma, traumatización, retraumatización, traumatización secundaria y traumatización vicaria, centrándose en los conceptos de victimización y revictimización. Se realizaron algunos ejercicios grupales que permitieron analizar experiencias reales, identificando como situación crítica la aparición de llanto y conmoción emocional, entre otras expresiones. Como señaló Elizabeth Lira, “cuando se revive un hecho doloroso, la persona puede entrar en crisis, incluso si el estímulo no parece grave desde fuera. Por eso, la pregunta ética no es simplemente si debemos continuar (la entrevista), sino cómo acompañamos de manera respetuosa y responsable”.
Se identificaron signos concretos de crisis emocional –como llanto, mutismo, enojo, irritabilidad o desorientación– y se compartieron estrategias prácticas para contener la situación: hacer pausas, no emitir juicios ni opiniones, respetar el proceso emocional y dar el tiempo necesario para que la persona se recupere.
Alejandra Vega expuso sobre el origen del concepto de «víctima» y sus implicancias simbólicas. Se subrayó que los resguardos éticos en estos contextos implican cuidar a las personas y sus derechos, evitar que deban repetir su historia, y aunque sea inevitable el sufrimiento, asegurar un encuadre de escucha, protección y acompañamiento, que no agreda a la persona y que le permita reformular la experiencia. Se destacó la importancia del consentimiento informado, que requiere de una presentación clara del proyecto y sus objetivos y que permite explicar el sentido de la entrevista y sus alcances.
El taller cerró invitando a no perder de vista el cuidado del equipo de investigación: establecer límites, reconocer las propias emociones y planificar espacios de apoyo mutuo. Daniela Zúñiga señaló que “Acompañar emocionalmente también implica saber hasta dónde podemos sostener y cómo cuidar nuestra propia salud mental”.
Este espacio de formación no solo reforzó conocimientos, sino que permitió compartir inquietudes y discutir colectivamente acerca del enfoque del trabajo de campo, asegurando sus fundamentos éticos, los cuidados requeridos con las personas, cuidando la calidad de la relación interpersonal en contextos sensibles. En palabras de una integrante del equipo: “Lo que aprendimos aquí nos acompaña no solo en la entrevista, sino en cómo entendemos el compromiso que asumimos al investigar”.